Meditación sobre La Paz Mundial



 

Existe una única fuerza en el universo: la fuerza de Dios, que Él lanzó al espacio en forma de Verbo, que no es una simple palabra o sonido, sino un Fiat Creador. Ese Fiat Creador transformó los millones y millones de átomos en estado caótico, en figuras y formas que van, desde la estrella de mar hasta la estrella de los cielos, desde el microbio hasta el hombre; de hecho, en todas las cosas y seres que constituyen y pueblan el universo. Las sílabas o tonos de este verbo creador van siendo emitidos, uno tras otro, a lo largo de las eras, dando lugar a nuevas especies y haciendo evolucionar las anteriores. Y todo ello, siguiendo fielmente el pensamiento y el plan concebidos por la Mente Divina, antes de que esa efusión dinámica de energía creadora fuese dirigida a los abismos espaciales.

Dios es la única fuente de poder y en Él, real, verdadera y literalmente, vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. No fue, pues, un mero sentimiento poético el que hizo exclamar al salmista:

 

Dónde me esconderé de Tu espíritu?
Adónde huiré de Tu presencia?
Si asciendo a lo alto de los cielos, allí estás Tú.
Si preparo mi lecho en la tumba, allí Te encuentras.
Si, en alas de al aurora, voy a habitar
en lo más alejado del mar,
también allí me conducirá Tu mano
y Tu diestra me sostendrá.

 

Todos conocemos el poder del pensamiento dirigido a un propósito determinado. Unamos, pues, nuestros pensamientos a los de todos los amantes de la paz, mientras formulamos la siguiente plegaria:

"Padre Celestial: de acuerdo con Tu voluntad, que el Principio Amor-Sabiduría del Poder Divino erradique la discordia y establezca la armonía y la paz universales en los corazones y en los asuntos de los hombres".

 

 

En el caso de que esta meditación se haga en grupo, y si así se prefiere, puede romperse el silencio con la Oración Ideal.

 

No te pedimos más luz, o Dios,

Si no ojos para ver la que ya existe;

 

No te pedimos cantos más dulces,

Si no oídos para escuchar las melodías actuales;

 

No te pedimos más fuerza.

Si no el modo de usar el poder que ya poseemos;

 

No más amor, sino habilidad

Para convertir la cólera en ternura;

 

No más alegría, sino la capacidad

De sentir más próxima su inefable presencia,

 

Para dar a otros todo lo que ya poseemos

De entusiasmo y valor.

 

No te pedimos más dádivas, amado Dios,

 sólo sentido para percibir

Y usar,  de la mejor manera posible,

 Los dones preciosos que ya hemos recibido de Ti.

 

Haz que dominemos todos los temores,

Que conozcamos todas las santas alegrías,

 

Para que seamos los buenos Amigos que deseamos ser,

Para transmitir la verdad que conocemos;

 

Para que amemos la pureza

Para que busquemos lo bueno,

 

Y que, con todo nuestro poder, sepamos elevar

A todas las almas, para que vivan en

Armonía y a la luz de una perfecta libertad.

- Florence  May Holbrook

(1860-1932)

JAKnaap, Sta. Maria

 

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